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lunes, 31 de diciembre de 2007

NESSIE El Monstruo del Lago

A Nessie, como se le conoce cariñosamente al monstruo, la historia lo recoge desde el siglo VI, pero cada cierto tiempo un grupo de investigadores recorre los 40 kilómetros de largo que tiene

el lago en una cuidadosa búsqueda que confirme la leyenda.


Los testigos oculares relatan que el monstruo tiene un color rojo oscuro, piel lisa y que mide entre ocho y nueve metros de longitud. Con estas descripciones algunos científicos piensan que puede tratarse de un plesiosaurio, una especie de dinosaurio marino.

¿Cómo Surgió Nessie?
Esta fotografía es sin lugar a dudas la más conocida de Nessie.
Una vieja leyenda cuenta que un misionero fue el primero en dar fe de un encuentro con el monstruo. Desde ese momento y hasta la fecha, miles de personas comentan sorprendidos sus encuentros con Nessie.
Unos, lo han divisado mientras transitaban por la carretera que bordea el lago, otros, desde el castillo de Urquhart situado en una de sus orillas. En algunos avistamientos los curiosos han tomado fotos, algunas de ellas reveladoras de siluetas extrañas en la superficie, mientras que otras no muestran nada importante.
A pesar de que existen varias imágenes, ninguna es lo suficientemente clara y concluyente sobre la bestia marina, y aunque hay muchos encuentros reportados, no se tiene noticias de ataques a seres humanos.


Las Características Del Lago Ness
El lago es un alargado canal de agua que se extiende por 40 kilómetros. Sus aguas son ligeramente cálidas en la superficie y muy frías a medida en que se desciende. Las montañas le bordean con acantilados que proyectan una imponente sombra sobre las aguas. Hay sitios en que a pocos metros de la orilla la profundidad llega a los 200 metros, lo que hace de difícil la investigación.
Una teoría que defienden los creyentes de Nessie, es que el lago tiene profundos canales subterráneos que lo comunican con el mar, por los que los supuestos monstruos entran y salen a su antojo, justificando así las largas ausencias entre sus apariciones.
La superficie del lago está casi siempre tranquila, por lo que esta ausencia de olas hace más fácil la observación, y también la confusión, pues un pequeño tronco de árbol movido por una ligera brisa, puede crear una ola con su consecuente efecto óptico para que todo el mundo piense que ha visto a Nessie "echando un vistazo".


Dudas Razonables Sobre Nessie
La psicóloga Susan Blackmore, quien recorrió las orillas del lago, lo percibió a primera vista como amenazante, con aguas tan negras capaces de infundir temor. Para ella está claro que la gente maneja la posibilidad y la esperanza de poder ver algo en la superficie, por lo que cualquier movimiento de olas es achacado a la presencia del monstruo. La tensión y los deseos de un ser testigo excepcional de avistamiento, pueden conducir a confundir una realidad con la ficción, asegura la psicóloga.
Pero la lógica de otros científicos funciona sobre la base de la alimentación. Por lo que plantean preguntas claves.
Si Nessie pertenece a la época de los dinosaurios, entonces ha tenido que reproducirse por miles de años, por lo que existiría más de uno.
Para mantenerse vivos, la supuesta manada tendría que devorar grandes toneladas de peces que no existen en el lago.
En las grandes profundidades, es un misterio el tipo de pez que le sirve de alimento. Pues se cree que los organismos microscópicos que habitan en una oscuridad total en el fondo del lago, no serían suficientes para alimentar un cuerpo que pesaría cientos de kilogramos.


La foto más famosa de Nessie se afirma fue tomada en 1934, y por mucho tiempo se consideró la prueba más contundente de la existencia del monstruo. Sin embargo, en 1994 poco antes de fallecer una de las personas involucradas en la histórica foto, confesó que se trataba de un fraude. El supuesto monstruo no era más que un muñeco bien confeccionado situado encima de un flotador. Al parecer la burla se inició por la venganza de un periodista a sus colegas por haber sido despedido de su trabajo.
Sesenta años después de conocerse el truco, la credibilidad de Nessie sufrió un duro golpe.

Aun así, para los escoceses, quienes reciben una entrada considerable de dinero por concepto de turismo, la presencia de las aguas negras en el misterioso lago sigue siendo su principal aliada para que la gente, crédula o no, siga llevando a través del tiempo la leyenda del monstruo más famoso de Escocia.

La Expedición Científica
La expedición de la Academia de Ciencias Aplicadas de Boston, dirigida por el doctor Robert H. Rines, llegó en 1972 al lago provisto de un moderno equipo de sonar completado por un sistema de cámara estroboscópica creado por el doctor Harold E. Edgerton, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, para fotografiar la vida subacuática. La noche del 8 de agosto la superficie del lago estaba lisa y tranquila, y los miembros del equipo investigador esperaban en embarcaciones ancladas en la bahía de Urquhart, hacia la una de la madrugada el equipo empezó a ver en la pantalla del sonar las pesadas y oscuras señales de un gran objeto en movimiento, la cámara estroboscópica fotografió las manchas captadas por las ondas del sonar, debido a lo turbio del agua, las fotografías no fueron muy nítidas, pero al ser procesadas en una computadora se pudieron definir varias imágenes. Dos de las tomas mostraban una aleta, una tercera foto mostraba dos objetos que parecían ser grandes animales. Los resultados de los análisis de los hallazgos señalaban una aleta que media entre 1.20 a 1.80 metros de largo y dos cuerpos separados por 3.5 metros, esto fue por fin una evidencia palpable de la existencia de uno o algunos seres acuáticos que habitan el legendario lago.


El lago Ness es una gran falla geológica de aproximadamente 40 kilómetros de longitud por unos 2 kilómetros de anchura (en su parte más ancha 2.8) y muy profunda (en varios alcanza los doscientos veinticinco metros), rellena con el agua dulce que le suministra el río Ness que desemboca no lejos de uno de sus extremos. La falla, y consecuentemente el lago, debieron formarse hace 300 millones de años, pero hace 12.000 el suelo de la región se elevó y el lago también unos metros más sobre el nivel del mar. En realidad el lago no posee orillas, pues se encuentra encajado dentro de un corte profundo del terreno cuyas paredes descienden a las profundidades casi verticalmente, con un grado de inclinación agudo. Sus aguas son muy obscuras, porque llevan gran cantidad de turba; a muy pocos metros bajo la superficie es imposible ver nada.

El Fósil Viviente
Vista del Lago Ness, donde se han instalado numerosas cámaras para observa las posibles apariciones de Nessie.
Los monstruos se adaptaron a su nueva vida y los descendientes habitaron las oscuras aguas del lago desde hace milenios. Se cree que el monstruo de Loch Ness podría ser verdadero.


Nessie vive en el agua del lago, él podría haber sobrevivido al gran diluvio universal que se menciona en La Sagrada Biblia, dice en el Génesis 1:21 «Y Dios creó grandes ballenas», esto podría incluir también al monstruo de Loch Ness, nuestro planeta es joven cuenta con seis mil años de edad y falta mucho por conocer incluso a especies que todavía no han sido catalogadas por la zoología.


El monstruo de Loch Ness podría ser un descendiente de dinosaurio, un fósil viviente. Existen demasiados testimonios de personas que han informado y fotografiado a este ser. Solamente resta esperar que algún día sea capturada uno de estos ejemplares.

sábado, 29 de diciembre de 2007

EL ENIGMA DE LAS BOLAS DE FUEGO

Volando hacia Elko (Nevada, Estados Unidos) en una misión de rutina para reabastecer en vuelo a bombarderos B47, el 16 de junio de 1960, un avión cisterna KC-97 de las Fuerzas Aéreas americanas encontró una capa de nubes a 5.500 metros de altura.
El piloto observaba el panel de instrumentos cuando se vio sorprendido por una bola luminosa de color blanco amarillento y unos 45 cm de diámetro que atravesaba silenciosamente el parabrisas. Pasó entre los asientos del piloto y del copiloto y recorrió la cabina, después de pasar junto al navegante y al ingeniero.
El piloto ya había sufrido el impacto de un rayo en dos ocasiones anteriores, y supo que la explosión era inminente. Su reacción inmediata de aviador experimentado fue concentrarse en el vuelo, antes de volverse y mirar cómo la bola se dirigía hacia la cola del avión.
Después de unos segundos de angustioso silencio, los cuatro hombres que iban en el compartimiento de vuelo oyeron por el intercomunicador la voz excitada del encargado del abastecimiento, que estaba instalado en la cola del avión. Una bola de fuego había llegado rodando a través del compartimiento de carga, había danzado sobre el ala derecha y había caído sin causar daños. Este extraño informe se refiere al fenómeno de la bola luminosa, uno de los muchos fenómenos naturales que la ciencia no puede explicar. De hecho, las propiedades de las bolas luminosas son tan difíciles de explicar que, durante años, los hombres de ciencia dudaron de su existencia. Su punto de vista era tajante: si algo no tiene explicación, no existe.
Desgraciadamente, esa actitud es bastante frecuente. La caída de meteoros en la Tierra fue considerada secularmente como una superstición de campesinos ignorantes. Y, por cierto, pese a muchas observaciones bien documentadas de estos cuerpos incandescentes, los escépticos llegaron a estar tan seguros de sus argumentos que valiosos especímenes de meteoritos fueron eliminados de los museos y destruidos, ya que las historias de meteoritos caídos del cielo se tenían por meras supersticiones.

Bola de fuego fotografiada en 1933. Tenía unos 30 cm de diámetro, flotaba sobre el suelo.
La controversia de las bolas luminosas dividió a la comunidad científica desde principios del siglo XIX, cuando aparecieron los informes completos sobre el tema. En 1890, gran cantidad de globos luminosos parecidos a bolas de fuego aparecieron en un tornado y fueron tema de una reunión de la Academia francesa de Ciencias. Las brillantes esferas entraron en algunas casas por las chimeneas, y al desaparecer dejaron agujeros circulares en las ventanas.
Un miembro de la Academia se puso de pie al finalizar el informe y comentó que las extraordinarias propiedades supuestamente atribuidas a las bolas de fuego no debían tomarse muy en serio, ya que los observadores debían haber sufrido ilusiones ópticas. La acalorada discusión que siguió concluyó en acuerdo: las observaciones hechas por campesinos ignorantes carecían de valor. En ese momento el ex emperador del Brasil, miembro extranjero de la Academia, hizo callar a todos, al comentar que él mismo, con sus propios ojos, había visto bolas luminosas.
Aún hoy, muchos de los informes siguen teniendo una cierta aura medieval de brujería y magia, cosa que no ha ayudado a que los escépticos se interesen por el tema. Las observaciones, sin embargo, se han multiplicado y las pruebas de la existencia de bolas de fuego parecen actualmente irrefutables.
Una observación relatada con mucho detalle corrió a cargo de un químico ruso, M.T. Dmítriev, en 1967. Estaba acampando junto al río Onega, en Rusia occidental, cuando se produjo un intenso relámpago. Apareció una bola de fuego, que quedó suspendida sobre el agua. Consistía en una masa ovalada de luz, con un núcleo blanco-amarillento, rodeado de capas violeta oscuro y azul.
Sin que, aparentemente, le afectara el viento, se mantuvo a una altura de unos 30 cm por encima del agua. Dmítriev la oyó crujir y silbar cuando pasó volando sobre su cabeza, en dirección a la orilla del río, donde quedó inmóvil unos 30 segundos. Dejó una estela de humo acre y azulado mientras pasaba por un bosquecillo. Rebotaba como una bola de billar entre los árboles, emitiendo ráfagas de chispas. Al cabo de un minuto, desapareció.
A partir de éste y de otros informes similares, es posible esbozar las propiedades "típicas" de las bolas luminosas. En general, aparecen en momentos en que caen rayos. Las bolas son generalmente esféricas o en forma de pera, con bordes algo borrosos, y su tamaño oscila entre un centímetro y un metro de diámetro. Brillan con tanta luminosidad como una bombilla eléctrica; su color varía, pero con frecuencia son rojas, anaranjadas o amarillas, y suelen durar desde un segundo hasta más de un minuto.
La desaparición de una bola luminosa puede ser silenciosa o ir acompañada de una explosión. Probablemente, el informe más conocido de una bola luminosa que causó daños materiales apareció en 1936 en el Daily Mail. El corresponsal escribía que durante una tormenta vio una gran bola "de un rojo ardiente", a la que después atribuía el "tamaño de una naranja", que bajaba desde el cielo. Golpeó la casa, cortó el cable del teléfono, quemó el marco de la ventana y después se hundió en una bañera llena de agua que estaba debajo de la ventana. El agua hirvió durante algunos minutos, pero cuando se enfrió no se encontró nada en ella.
¿Con cuánta frecuencia se produce el fenómeno? En una encuesta, se preguntó a 4.000 empleados de la NASA si habían visto bolas luminosas. Sus respuestas indicaron que es un hecho más corriente de lo que se pensaba: El número de rayos normales junto a los cuales se ha observado la aparición de bolas luminosas revela que éstas no son un fenómeno poco corriente. En contra de lo que suele creerse, la aparición de bolas de fuego puede ser casi tan frecuente como la de los rayos.
Enfrentados con un fenómeno de características tan poco usuales, los hombres de ciencia lo han pasado mal buscando una teoría que encaje con los hechos. Muchos han desarrollado complicadas teorías, para explicar el asunto como una "alucinación" o una "imagen persistente".
¿Pura imaginación?
El científico canadiense Edward Argyll afirma que las bolas luminosas son simplemente una ilusión óptica. Dice que cuando cae un rayo crea un resplandor tan brillante que el observador, deslumbrado, cree ver una imagen persistente y fácilmente confundible con una bola luminosa.
Con esta teoría, el doctor Argyll puede, finalmente, explicar las extraordinarias propiedades de las bolas de fuego, desesperación de los teóricos que intentan encontrar un mecanismo físico plausible para ellas. Se dice que las bolas luminosas pasan a través de superficies sólidas, como por ejemplo pantallas metálicas; un deslumbramiento explicaría esta capacidad. Por otra parte, los deslumbramientos duran de 2 a 10 segundos, y la mayor parte de bolas luminosas parece tener una duración semejante.
A diferencia de las bolas luminosas, las imágenes subsiguientes a un deslumbramiento no generan sonidos. Pero eso no representa ningún problema para un escéptico hombre de ciencia. "El observador típico, en estas circunstancias, imagina fácilmente ruidos de acompañamiento adecuados". Pero, ¿qué hace el doctor Argyll con los casos en que la bola de fuego deja rastros físicos de su presencia? Simplemente rechaza las pruebas que contradicen su teoría: "Si la bola luminosa es una ilusión óptica, no parece irracional caracterizar esos informes como poco fiables."
Pero no cabe duda de que, por imperfectas que sean las observaciones y a pesar de su extraño comportamiento, las bolas luminosas existen. Nadie niega la existencia de los efectos ópticos, y la mayor parte de nosotros los hemos experimentado. Pero, ¿cómo pueden explicarse las bolas de fuego que aparecen ante más de un observador en el mismo momento, que tienen precisamente la misma forma y que recorren el mismo camino?
Real, pero misterioso
Una antigua teoría sugería que las bolas eran burbujas incendiadas de gas inflamable, liberado por el impacto de un rayo en la tierra. Pero si así fuera, ¿cómo podría llegar una burbuja de gas a la altura de un avión? ¿Podría atravesar paredes sólidas, como han hecho tantas bolas luminosas?
Según un informe, una bola de fuego roja de unos 60 cm de diámetro excavó una zanja de más de 90 metros de longitud y un metro de profundidad en una superficie blanda, cerca de un arroyo, y después arrancó, literalmente, otros 23 metros del lecho del arroyo. Para cavar esa zanja la bola necesitaba una enorme potencia; para explicar este hecho se ha sugerido que en él debía de haber participado algún tipo de energía atómica.

Bola Ardiente como fuegos artificiales fotografiada en 1951. Cayó verticalmente y estalló antes de tocar el suelo.
Sin embargo, cuando la bola luminosa ha sido observada de cerca no se han observado en ella efectos nucleares. Un incidente muy característico fue narrado por un ama de casa después de una violenta tormenta en Staffordshire, Inglaterra, el 8 de agosto de 1975. Estaba preparando la comida cuando una esfera llameante de luz apareció encima de la cocina. Se acercó a ella emitiendo un extraño ruido traqueteante y desplazándose demasiado rápido para que ella pudiera esquivarla.
"La bola pareció golpearme bajo el cinturón, y automáticamente intenté sacudírmela. Mi mano se hinchó y enrojeció en el lugar donde la rozó. Parecía que mi anillo de boda me estaba quemando el dedo." La bola estalló haciendo un gran ruido y le chamuscó un poco la falda, pero no sufrió más daños.
Una sugerencia aún más rara indica que una bola luminosa podría estar compuesta por diminutas partículas de antimateria meteórica de la estratosfera. Se ha dicho que las tormentas actúan como gigantescos aspiradores, que absorben partículas de polvo de antimateria. Cuando ésta entra en contacto con la materia normal es aniquilada gradualmente, liberando su energía en forma de bola de fuego.
Otra teoría sostiene que las bolas luminosas son provocadas por corrientes que fluyen desde las nubes hasta el suelo. Al postular una fuente de energía exterior a la bola, esta teoría consigue explicar con elegancia la larga vida de las bolas de fuego pero, desgraciadamente, no aclara cómo pueden atravesar la piel metálica de un avión.
Las bolas luminosas son tan misteriosas ahora como cuando se empezó a hablar de ellas, hace más de 1.000 años. En el siglo VI San Gregorio de Tours observó horrorizado cómo una bola de fuego de brillo cegador aparecía en el aire encima de una procesión de dignatarios civiles y religiosos, durante la consagración de una capilla. La visión era tan terrible que toda la procesión se arrojó al suelo. Como no existía una explicación razonable, supuso que se trataba de un milagro. Hoy en día, la mayor parte de los milagros han sido explicados por la ciencia, pero las bolas luminosas constituyen un fenómeno para el que todavía no se ha encontrado una explicación racional

UNICORNIOS

UN MITO UNA LEYENDA UNA FANTASIA O TALVEZ UNA REALIDAD

Los unicornios son unos de los seres fantásticos más conocidos y que aparecen con más frecuencia en historias, leyendas, cuentos... Las primeras referencias a ellos son del siglo V a. C., del historiador griego Ctesias, que hablaba de él como de un animal real que había sido visto en la India. Se les describe como animales con cuerpo de caballo con un único cuerno en la frente, que le da un aire majestuoso y mítico. Probablemente las menciones que hay de ellos presumiendo de "científicas" en realidad se refirieran a distintas especies de rinocerontes que contaban con un solo cuerno. Algunas de ellas hoy están extinguidas.
Se cuenta que son seres solitarios, que viven apartados y a los que el resto de los animales respeta. Se dice también que no se dejan ver más que por los puros de corazón, y que entre ellos, solo los más puros, los hechos de bondad y ternura, solo esos pueden tocarlos.
Las leyendas cuentan también que los Unicornios, tan hermosos, tan sabios, tan majestuosos, tenían un punto débil (o no tanto, tal vez...) Siendo amantes de la belleza, a veces se dejaban llevar y cambiaban su libertad por el cariño y los cuidados de alguna dama hermosa, convirtiéndose casi en un animal doméstico que acudía a visitarla a la misma hora a su jardín. Por eso son frecuentes las imágenes que les retratan cerca de doncellas, dejándose cuidar por ellas.
El cuerno del Unicornio ha venido siendo a lo largo de la historia un objeto al que se le creía dotado de grandes poderes, desde purificar las aguas y hacerlas potables, hasta la curación de cualquier herida y el alargamiento de la vida, si se usaba una vez reducido a polvo. Se cuenta que si el cuerno se desprendía del animal, este moría sin remedio. Esto ha llevado a algunos a explicar que si hoy no encontramos unicornios es porque fueron capturados, usando doncellas puras como señuelos, para así poder quitarles el cuerno y usar sus poderes, sin importar que el animal muriera por ello.. También se dice que un unicornio que vea su voluntad reducida, no tardará mucho en morir, y es de suponer que en el caso de haber existido alguna vez animales semejantes, rodeados de tal aura de esplendor, no habrían sido pocos los reyes que hubieran querido tener uno para ellos, tal vez sin saber que encerrarle era condenarle a muerte.
En cualquier caso, los Unicornios son un símbolo. Representan fuerza, libertad, imaginación, sueños, ilusiones... Aunque pasado el Romanticismo pocos historiadores se refirieran a ellos más que para desmentir supuestas apariciones, los unicornios de alguna manera están presentes, porque lo que simbolizan sigue existiendo. Las ilusiones, el deseo de libertad, la fuerza de la naturaleza, las ganas de soñar...
Tal vez todavía hoy sigan ahí paseando entre los árboles de un bosque. Tal vez si tú eres una de esas personas en las que reina la ternura y paseas de cuando en cuando por las cercanías de algún bosque, te parezca ver una luz extraña entre los árboles. Y puede que sea algún rayo de sol reflejándose en un cuerno...

ISLA DE PASQUA

Rapa Nui Todo un misterio de belleza



Perdida en el océano Pacífico, a miles de kilómetros del continente, se encuentra Rapa Nui.
Hasta que su descubridor (para la cultura occidental, claro) decidió bautizarla como Isla de Pascua (ya que fue el domingo de Pascua de 1722 el día del gran hallazgo), los nativos la llamaban Te Pito o Te Hua, es decir, el ombligo del mundo.
Su capital, Hanga Roa, no es más que un pequeño pueblo de casas bajas y simples. La agricultura y la pesca, junto con el turismo, son las actividades económicas que se desarrollan en la región y que son la fuente de sustento de los cuatro mil pascuenses. La superficie de la isla es de pocos kilómetros cuadrados. Se encuentra perdida en el océano. El terreno es irregular y el clima, templado. En mitad de la isla hay una serie de volcanes inactivos. Sus habitantes hablan el idioma español aunque la mayoría de las veces optan por comunicarse entre ellos en rapa nui, la lengua originaria de la isla.
La Isla de Pascua está plagada de enigmas. Arqueólogos y antropólogos de varias generaciones, padecen el insomnio hereditario entre colegas, producto de la curiosidad. Hacen cálculos, comparan, viajan, observan, toman nota y litros de café. Se comen las uñas, mastican el lápiz, se enroscan un mechón de pelo hasta que se les cae. Sin embargo los misterios siguen ocultos. Y eso es lo que hace de Rapa Nui un lugar único en el mundo.
Durante siglos, decenas de embarcaciones han llegado a las costas para dejarse deslumbrar, entre muchas otras cosas, por los moais. Los moais son esculturas en roca sólida, que miden entre cuatro y veinte metros de altura. Efigies gigantes que retratan cabezas; rostros con grandes orejas y que llevan, a veces, sombreros.
A los estudiosos que han visitado la Isla, se les hizo agua la boca. Gigantes de piedra, con rasgos aborígenes, ordenados minuciosamente sobre el territorio, en forma de barrera o quizás delimitando una frontera con vaya uno a saber qué. Algunos moais, perdidos por ahí. Otros, a medio terminar.
¿Cómo es que esta cultura ha creado semejantes grandezas? ¿Qué significan? ¿A quienes pertenecen los rostros que retratan?
¿La respuesta? No sabe, no contesta.
Numerosas teorías, desde todos los lugares del mundo, pretenden explicar sin éxito, el origen y el por qué de semejantes obras de arte. Acercar una primera hipótesis no parece muy difícil. Una vez comprobado que la piedra que se ha utilizado para su creación es volcánica, alguien arriesgó algo tan simple como que después de tallarlos a mano en las cercanías de los volcanes, se los llevó hasta la costa. Hete aquí, que cada moais pesa, aproximadamente diez mil kilogramos. Entonces, alguien empezó a sacar cuentas y advirtió que el tamaño de la isla y los recursos naturales que esta provee jamás habrían alcanzado para alimentar y albergar a la cantidad de gente necesaria para trasladar a los moais desde los volcanes hasta la costa.
¿Algún fortachón pascuense? ¿El Goliat de Rapa Nui, tal vez? No, algo mucho más interesante: vida extraterreste. No se sabe exactamente si vida extraterrestre o dioses que bajaron del cielo, pero la realidad es que una de las teorías más descabelladas explica que en algún momento, dioses orejones descendieron de las alturas, ayudaron a los rapa nui a tallar delicadamente las esculturas que representaban sus rostros, y luego desaparecieron. Interesante, ¿verdad? Pero también existe la versión que dice que los mismísimos egipcios, que en tema de arquitectura, ingeniería y logística la tenían clara, se habían acercado hasta Rapa Nui para darles una mano a los pascuenses con su labor. Se supone que habían viajado en unas balsas bastante buenas... o que habían llegado a la Isla por unos supuestos caminos subterráneos y secretos que conectan la misteriosa isla con el continente.
Los enigmas de la Isla de Pascua son numerosos. Las historias de la tradición oral de los pascuenses tienen algunos baches y varias preguntas sin respuesta. Y uno se queda con ganas de saber más, pero esos eslabones perdidos, o ese silencio fríamente calculado, es lo que le da a la isla de Pascua ese “no sé que” que tanto hipnotiza a quienes la visitan.

domingo, 23 de diciembre de 2007

EL MISTICO LUCHA LIBRE

El Místico, luchador activo en México. Es del barrio de Tepito. Existe un mito que consiste en que es de Hidalgo -lugar de donde es el Santo-. Huyó a temprana edad de su casa a Pachuca, Hidalgo a la casa hogar de Fray Tormenta, otro de los mitos es que es huérfano, de hecho su padre fue luchador, se hacia llamar Dr. Karonte, pero como su padre no lo dejaba luchar huye con Fray Tormenta, su familia lo busca y lo encuentra en el orfanato y lo querían de vuelta en la casa, de vuelta en Tepito, pero Fray Tormenta convence a su padre que es mas provechoso que se quede allí. Cuando termina la preparatoria regresa a Tepito pero no para empezar como luchador, sino para probar suerte como futbolista en el equipo de su predilección El América, juega 2 años allí y se da cuenta que el lo que quiere es ser luchador, así que para perfeccionar su técnica, viaja a Japón donde lucha con y sin mascara bajo el nombre de Komachi, regresa a México y empieza a luchar como Astroboy sin impactar a nadie, entra en la escuela de lucha libre de la Arena México y del CMLL y finalmente le dan la oportunidad de debutar en el año de 2004 como Místico, cabe señalar que el personaje ya existía el nombre, la máscara y todo ya estaba registrado ante derechos de autor por el CMLL y Místico simplemente quedo perfecto por sus antecedentes con Fray Tormenta y su lucha aérea.
El Místico, alumno de Fray Tormenta y de Tony Salazar, fue apadrinado por Volador y Felino. Debutó el 18 de junio de 2004 en la Arena México. Su vestimenta consiste en una máscara plateada que lleva la figura del cáliz en color oro.
Es muy conocido en España por haber participado en el videoclip Me muero del grupo La Quinta Estación.

sábado, 22 de diciembre de 2007

AURORA BOREAL

Aurora boreal en Alaska.


La aurora es un brillo que aparece en el cielo nocturno, usualmente en zonas polares. Por esta razón algunos científicos la llaman "Aurora Polar" (o "aurora polaris"). En latitud norte se conoce como "aurora boreal", cuyo nombre proviene de Aurora la diosa romana del amanecer, y de la palabra griega Boreas que significa viento, debido a que en Europa comúnmente aparece en el horizonte de un tono rojizo como si el sol emergiera de una dirección inusual.
La Aurora Boreal, comúnmente ocurre de septiembre a octubre y de marzo a abril. Su equivalente en latitud sur, Aurora austral posee propiedades similares.


Qué es una aurora

Una aurora polar se produce cuando una eyección de masa solar choca con los polos norte y sur de la magnetosfera terrestre, produciendo una luz difusa pero predominante proyectada en la ionosfera terrestre.

La aurora austral (11 de septiembre de 2005) tomada por el satélite IMAGE, digitalmente solapada a una fotografía Canica Azul.
Las auroras aparecen en dos óvalos centrados encima de los polos magnéticos de la Tierra, que no coinciden con los polos geográficos. La posición actual aproximada del Polo Norte magnético es 82.7º N 114.4º O.
Ocurren cuando partículas cargadas (protones y electrones) procedentes del Sol, son guiadas por el campo magnético de la Tierra e inciden en la atmósfera cerca de los polos. Cuando esas partículas chocan con los átomos y moléculas de oxígeno y nitrógeno, que constituyen los componentes más abundantes del aire, parte de la energía de la colisión excita esos átomos a niveles de energía tales que cuando se desexitan devuelven esa energía en forma de luz visible.
El Sol, situado a 150 millones de km de la Tierra, está emitiendo continuamente partículas cargadas: protones, con carga positiva, y electrones, con carga negativa. Ese flujo de partículas constituye el denominado viento solar. La superficie del Sol o fotosfera, se encuentra a unos 6000 ºC, sin embargo, cuando se asciende en la atmósfera del Sol hacia capas superiores la temperatura aumenta en vez de disminuir, tal y como la intuición nos sugeriría. La temperatura de la corona solar, la zona más externa que se puede apreciar a simple vista sólo durante los eclipses totales de Sol, alcanza temperaturas de hasta 3 millones de grados. El causante de ese calentamiento es el campo magnético del Sol, que forma estructuras espectaculares como se ve en las imágenes en rayos X. Al ser la presión en la superficie del Sol mayor que en el espacio vacío, las partículas cargadas que se encuentran en la atmósfera del Sol tienden a escapar y son aceleradas y canalizadas por el campo magnético del Sol, alcanzando la órbita de la Tierra y más allá. Existen fenómenos muy energéticos, como las fulguraciones o las eyecciones de masa coronal que incrementan la intensidad del viento solar
Las partículas del viento solar viajan a velocidades desde 300 a 1000 km/s, de modo que recorren la distancia Sol-Tierra en aproximadamente dos días. En las proximidades de la Tierra, el viento solar es deflectado por el campo magnético de la Tierra o magnetosfera. Las partículas fluyen en la magnetosfera de la misma forma que lo hace un río alrededor de una piedra o de un pilar de un puente. El viento solar también empuja a la magnetosfera y la deforma de modo que en lugar de un haz uniforme de líneas de campo magnético como las que mostraría un imán imaginario colocado en dirección norte-sur en el interior de la Tierra, lo que se tiene es una estructura alargada con forma de cometa con una larga cola en la dirección opuesta al Sol. Las partículas cargadas tienen la propiedad de quedar atrapadas y viajar a lo largo de las líneas de campo magnético, de modo que seguirán la trayectoria que le marquen éstas. Las partículas atrapadas en la magnetosfera colisionan con los átomos y moléculas de la atmósfera de la Tierra, típicamente oxígeno (O), nitrógeno (N) atómicos y nitrógeno molecular (N2) que se encuentran en su nivel más bajo de energía, denominado nivel fundamental. El aporte de energía proporcionado por las partículas perturba a esos átomos y moléculas, llevándolos a estados excitados de energía. Al cabo de un tiempo muy pequeño, del orden de las millonésimas de segundo o incluso menor, los átomos y moléculas vuelven al nivel fundamental, y devuelven la energía en forma de luz. Esa luz es la que vemos desde el suelo y denominamos aurorLas auroras se mantienen por encima de los 95 km porque a esa altitud la atmósfera es tan densa y los choques con las partículas cargadas ocurren tan frecuentemente que los átomos y moléculas están prácticamente en reposo. Por otro lado, las auroras no pueden estar más arriba de los 500-1000 km porque a esa altura la atmósfera es demasiado tenue –poco densa- para que las pocas colisiones que ocurren tengan un efecto significativo.
Se le llama aurora boreal cuando se observa este fenómeno en el hemisferio norte y aurora austral cuando es observado en el hemisferio sur. No hay diferencias entre ellas.

Los colores y las formas de las auroras


Las auroras tienen formas, estructuras y colores muy diversos que además cambian rápidamente con el tiempo.
Durante una noche, la aurora puede comenzar como un arco aislado muy alargado que se va extendiendo en el horizonte, generalmente en dirección este-oeste. Cerca de la medianoche el arco puede comenzar a incrementar su brillo. Comienzan a formarse ondas o rizos a lo largo del arco y también estructuras verticales que se parecen a rayos de luz muy alargados y delgados. De repente la totalidad del cielo puede llenarse de bandas y rayos de luz que se mueven rápidamente de horizonte a horizonte. La actividad puede durar desde unos pocos minutos hasta horas. Cuando se aproxima el alba todo el proceso parece calmarse y tan sólo algunas pequeñas zonas del cielo aparecen brillantes hasta que llega la mañana. Aunque lo descrito es una noche típica de auroras, nos podemos encontrar múltiples variaciones sobre el mismo tema.
Los colores que vemos en las auroras dependen de la especie atómica o molecular que las partículas del viento solar excitan y del nivel de energía que esos átomos o moléculas alcanzan.
El oxígeno es responsable de los dos colores primarios de las auroras, el verde/amarillo de una transición de energía a 557.7 nm (1 nm es la milmillonésima parte de 1 metro), mientras que el color más rojo lo produce una transición menos frecuente a 630.0 nm. Para hacernos una idea, nuestro ojo puede apreciar colores desde el violeta, que en el espectro tendría una longitud de onda de unos 390.0 nm hasta el rojo, a unos 750.0 nm (Figura 7). Más adelante en este documento hay un pequeño apartado para aquellos que queráis saber un poco más acerca de estos procesos.
El nitrógeno, al que una colisión le puede arrancar alguno de sus electrones más externos, produce luz azulada, mientras que las moléculas de nitrógeno son muy a menudo responsables de la coloración rojo/púrpura de los bordes más bajos de las auroras y de las partes más externas curvadas.
El proceso es similar al que ocurre en los tubos de neón de los anuncios o en los tubos de televisión. En un tubo de neón, el gas se excita por corrientes eléctricas y al desexcitarse envía la típica luz rosa que todos conocemos. En una pantalla de televisión un haz de electrones controlado por campos eléctricos y magnéticos incide sobre la misma, haciéndola brillar en diferentes colores dependiendo del revestimiento químico de los productos fosforescentes contenidos en el interior de la pantalla.

Auroras en otros planetas

Auroras observadas en el UV en Júpiter.
Este fenómeno no está restringido a la Tierra. Otros planetas del Sistema Solar muestran fenómenos análogos, como es el caso de Júpiter y Saturno que poseen campos magnéticos más fuertes que la tierra (Urano, Neptuno y Mercurio también poseen campos magnéticos), y ambos poseen amplios cinturones de radiación. Las auroras han sido observadas en ambos planetas, con el telescopio Hubble.
Estas auroras, al parecer, son causadas por el viento solar; además, las lunas de Júpiter, especialmente Ío, son fuentes importantes de auroras. Se produce debido a corrientes eléctricas a lo largo de unas líneas, generadas por un mecanismo dínamo causado por el movimiento relativo entre el planeta y sus lunas. Ío, que posee volcanes activos e ionosfera, es una fuente particularmente fuerte, y sus corrientes generan, a su vez, emisiones de radio, estudiadas desde 1955.
Las auroras han sido detectadas también en Marte por la nave Mars Express, durante unas observaciones realizadas en 2004 y publicadas un año más tarde. Marte carece de un campo magnético análogo al terrestre, pero sí posee campos locales, asociados a su corteza. Son éstos, al parecer, los responsables de las auroras en este planeta.

Auroras Boreales (detalles) — Reproducir

FULGURITAS TODO UN ENIGMA


Donde cae un rayo, alguna marca queda. Si el rayo cayó en el suelo, suele dejar una marca, como una firma que acredita su presencia: se le llama fulgurita. Fulgurita (del latín fulgur, relámpago) es el nombre que se le da en mineralogía a las rocas cuya superficie ha sido fundida por rayos y también a los agujeros característicos que se forman en las rocas a causa del mismo agente. Cuando golpean rayos sobre las superficies desnudas de las rocas, el aumento repentino de temperatura puede producir cierto grado de fusión, especialmente cuando las rocas son secas y la electricidad no circula con facilidad. Se han observado casos de este tipo en Aratat (monte) y en varias montañas de los Alpes, Pireneos, etc. Se forma una delgada capa cristalina, que parece una capa de barniz. Usualmente su grosor no pasa de unos tres milímetros y puede ser incoloro, blanco o amarillo. Cuando se lo examina en un microscopio, por lo general no muestra cristalización, sino que contiene pequeñísimas burbujas que se deben a la expansión del aire dentro de la película fundida. En algunos casos pueden aparecer microlitos, pero esto es poco común debido a que una capa tan delgada se enfría extremadamente rápido. Los minerales de la roca que quedan debajo de esta "cobertura" en algunos casos aparecen parcialmente fundidos, pero los más refractarios suelen quedar sin afectar. El vidrio se forma, en estos casos, al fundirse sólo los ingredientes de menor temperatura de fusión.En las arenas se encuentra otro tipo de fulgurita, mucho más común, que toma la forma de tubos verticales que pueden tener cerca de doce milímetros de diámetro. Generalmente tienen una sección elíptica o son aplanados por la presión que ejerce la arena circundante en el momento en que el material fundido está muy caliente y plástico. Esos tubos generalmente son verticales y algunos pueden penetrar metros en la arena, ramificándose al descender. También se han encontrado perforaciones tubulares en duras rocas, pero en estos casos los conductos son cortos y es probable que sigan quebraduras y fallas ya presentes en la roca. El material vidrioso de los tubos contiene granos de arena y muchas cavidades elípticas o redondas. Los minerales como la mica y el feispar se funden más fácil que el cuarzo, pero los análisis muestran que el vidrio de algunas fulguritas es muy rico en silicato, que quizás fue disuelto dentro del vidrio en lugar de ser fundido. La cavidad central del tubo y las paredes de las burbujas se deberían a la expansión de gases (aire, agua, etc.) de la arena al ser ésta calentada repentinamente por un calor extremo. Se observan finas hebras de vidrio que se extienden desde la superficie del tubo, como si se hubiesen proyectado porciones fundidas con una fuerza considerable. Cuando se encuentran granos de cuarzo que han sido calentados sin llegar a fundirse, se los ve blancos y semi opacos, pero los que han tenido contacto con el vidrio muestran, usualmente, una solución parcial. En ocasiones se observa que ha comenzado una cristalización antes de que el vidrio se solidificara y se hallan pequeños microlitos de naturaleza indeterminable en la matriz hialina transparente, ubicados en líneas y manojos.
La fulgurita más grande del mundo Un grupo de investigación del norte de Florida, EEUU, logró reconocimiento internacional en el libro Guinness de los récords mundiales al encontrar y excavar la fulgurita más larga del mundo. Esta fulgurita se bifurca en dos ramas, una de ellas tiene 4,86 m de longitud y la otra llega a casi 5,20 m. El grupo comenzó su excavación, que llevó una semana de trabajo, en el verano de 1996. El trabajo fue supervisado por Daniel Cordier, que trabajó en el departamento de geología de la Universidad de Florida y en el Museum of Natural History, y ahora trabaja en DuPont. Entre los miembros del grupo estaban los doctores M. A. Uman y V. A. Rakov, y además Michael Stapleton y Mr. Keith Rambo, todos ellos asociados con la Universidad de Florida.Las fulguritas se forman al golpear rayos sobre la superficie del terreno y luego correr por el suelo subyacente. Como la energía de la corriente eléctrica es inmensa, la arena se funde y luego se solidifica, formando un tubo hueco de material vidrioso. Excavar y extraer una de estas fulguritas no es fácil, ya que son muy frágiles. Se deben utilizar técnicas similares a las que se usan para extraer fósiles.En la imagen se observan algunos elementos reconocibles que permiten dar una idea de la escala.

TUTANKAMON EL MITO





Seis campañas de excavaciones sin ningún resultado fueron suficientes para que Howard Carter y su equipo se dieran por vencidos en la búsqueda de la tumba del faraón Tutankamón, de cuya existencia tenían constancia por inscripciones en templos, copas, jarras y sellos de arcilla, hallados en el Valle de los Reyes, la antigua Tebas. Cuando ya estaban a punto de renunciar al rastreo que les había llevado más de cinco años, el hallazgo de un escalón tallado en una roca a la entrada de la tumba de Ramsés VI, devolvió la esperanza a la expedición. Habían dado con la pista que les guiaría a uno de los descubrimientos más importantes del siglo: la necrópolis funeraria del faraón Tutankamón.
La mañana del 4 de noviembre de 1922, 16 escalones aparecían ante el atónito arqueólogo inglés como el primer paso a una abertura que descendía a una profundidad de unos cuatro metros. Un largo pasadizo de 3 metros de alto por 1,8 de ancho conducía a Carter a una puerta sellada con el membrete de la casa real de Tutankamón. Sus pesquisas eran ciertas y las evidencias no dejaban lugar a la duda. Howard Carter había dado por fin con el sepulcro del joven rey de la XVIII dinastía.
Cuando se cumple el 75 aniversario del descubrimiento de su tumba, el enigma de Tutankamón sigue siendo uno de tantos misterios sin resolver. El mismo Howard Carter murió sin conocer el origen y desenlace de la vida de Tutankamón. Abrumado por la incertidumbre, dejaba escrito en su biografía sobre el faraón: "...El misterio de su vida nos sobrepasa... las sombras se mueven, pero la oscuridad nunca se dispersa...". Una advertencia para quienes fueran a seguir sus pasos.
El nacimiento de un faraón. La inestabilidad política y la influencia de los sumos sacerdotes y altos funcionarios de la corte marcaron desde el primer momento el nacimiento de Tutankhaton (Tutankamón), como así aparece nombrado en las inscripciones de los templos de Aketatón en la orilla Este del Nilo, ciudad fundada por Akenatón, a quien la mayoría de los egiptólogos reconoce como padre de Tutankamón. Desde temprana edad, el faraón niño, "la viva imagen del dios Atón", aprendió las funciones del líder-dios que pronto le tocaría desempeñar. Mientras jugaba en los jardines del Palacio de Akhetatón (la actual Tell al-Amarna, a 400 kilómetros del El Cairo), veía cómo su padre rendía culto a Atón, (dios del disco solar) con quien más tarde se identificaría y sobre quien había fundado una religión monoteísta.
Akenatón, había llevado a cabo una profunda reforma religiosa y política en el reino, ganándose poco a poco la enemistad de consejeros y sacerdotes. Él y su esposa Nefertiti abandonaron los dioses y templos de Tebas para fundar la nueva capital política del reino en Aketatón. Con una devoción que rozaba casi el fanatismo hacia Atón, suprimió en todos los monumentos cualquier referencia al dios Amón y a la vieja religión politeísta. En el sexto año de sus diecisiete de reinado, se cambió de nombre. Ya nunca más aparecerá en los muros de los templos como Amenofis IV, sino como Akenatón, "aquel que beneficia a Atón".
A su muerte, Tutankhaton ascendió al trono a la temprana edad de nueve años, junto a su esposa Ankhesenamón, la tercera hija de Akenatón. Según unas fuentes, su reinado se desarrolla entre los años 1333 y 1323 antes de Cristo, mientras que en otras, aparece mencionado entre los años 1336 y 1327 antes de Cristo. La joven pareja, ocupada más en la diversión propia de su edad que en tareas como regentes, pasaban largas horas navegando por el Nilo en canoas de caña. Olvidando los asuntos de estado dedicaban su tiempo de ocio a la caza y el deporte.
Tutankamón, de complexión delgada, aparece representado en numerosos relieves de los templos de Tell al-Amarna y Tebas, en escenas de cacerías rodeado de sus siervos. La enamorada esposa obsequiaba al niño rey con afectuosas atenciones, prueba de su amor. Ella, inseparable compañera del faraón, salía a cazar en las expediciones que con frecuencia realizaba. En una de tantas imágenes plasmadas en los muros de Tebas, Ankhesenamón aparece arrodillada a los pies de Tutankamón, mientras éste caza patos con arco y flechas junto a un cachorro de león. La reina, atenta a los movimientos de su esposo, con una mano le señala un pato mientras que con la otra le ofrece una flecha.
"...El misterio de su vida nos sobrepasa... las sombras se mueven, pero la oscuridad nunca se dispersa...". Una advertencia de Howard Carter, el arqueólogo inglés que descubrió la tumba del faraón, para todos aquellos aventureros que pretendían seguir sus pasos

Este continuo asueto era seguido desde cerca con recelo por una jerarquía poderosa que veía con desconfianza los juegos de amor y diversión del joven rey y su amada esposa. Algunos, incluso, habían puesto en duda la estirpe real de Tutankamón, quien aparece aludido en varias inscripciones como hijo de rey. Amenazado por las intrigas palaciegas Akenatón necesitaba un hijo que le sucediera a su muerte al frente del reino y que prosiguiera la revolución religiosa que unos años antes había iniciado. Su joven esposa Nefertiti le había dado seis hijas, pero ningún descendiente varón.
Preocupada por la situación de inestabilidad política y la amenaza de una ambiciosa clase sacerdotal, Nefertiti buscó la más hermosa de las concubinas del reino que pudiera engendrar un sucesor real y asegurar la continuidad del trono. La bella Kiya, identificada como una princesa mitanni y según diversas fuentes madre de Tutankamón, fue la elegida para gozar de los favores del rey Akenatón. La joven, pronto se hizo imprescindible para el faraón hereje y fue nombrada "primera reina secundaria y favorita de su majestad". Pero el supuesto linaje real del faraón, los celos y el ansia de poder de los sacerdotes y oficiales, fueron razones suficientes para que miraran a Tutankamón como contrario a sus intereses.
El nacimiento de un faraón. A pesar de que el niño rey permanecía en lo alto de la pirámide jerárquica de la sociedad egipcia, considerado una figura semidivina, aparece siempre rodeado en la corte por un grupo poderoso de consejeros, sacerdotes y altos oficiales sobre quienes se había relegado la tarea de organizar diariamente el reino hasta que Tutankamón fuera adulto.
Los hilos del rey títere, movidos por los sacerdotes de Tebas, llevaron a Tutankamón a abrazar de nuevo el culto a Amón, cambió las terminaciones de los nombres de atón a amón y el politeísmo volvió a formar parte del culto religioso en la repuesta capital del reino, Tebas. Ay, sumo sacerdote y chambelán de la corte y Horemheb, jefe militar, fueron personajes cercanos a Akenatón, y más tarde consejeros personales de Tutankamón durante los nueve años de su reinado. Ay se encargó personalmente del sepelio de padre e hijo, y tras la muerte de este último se proclamó rey procurándose de esta manera un lugar en el panteón real de Tell al-Amarna.
Era costumbre en el antiguo imperio de los faraones que el primogénito y sucesor del faraón muerto se encargase personalmente de los detalles del funeral, y en ausencia de éste, el más destacado y cercano consejero del gobernante. Coordinar los actos y ritos como la disección del cadáver, señalar los días de luto oficial, supervisar los trabajos finales de la necrópolis real, elegir los objetos que forman parte del ajuar funerario y tallar las estatuillas protectoras que acompañan al faraón en su último viaje era parte importante de su tarea.
Con el trono sin rey y la aparente incapacidad de su mujer Ankhesenamón para engendrar hijos, la herencia hubiera pasado directamente a Ay, un hombre viejo al que le quedaba poco tiempo para morir y quien veía cerca la hora de saciar sus ambiciones. Temiéndose la trama y resistiéndose a quedar relegada a un segundo plano en favor de una nueva reina, la astuta Ankhesenamón pidió ayuda a reyes extranjeros, con los que mantenían estrechos lazos, para que le enviaran un joven casadero a quien convertir en sucesor y con el que reinar conjuntamente. La llegada de un nuevo heredero al trono junto con una fuerza militar que le apoyase, hubieran hecho funcionar los planes de la desesperada reina.


La estrategia nunca funcionó. El soberano hitita Suppiliumas, a quien había recurrido, accedió a enviar a uno de sus herederos. Pero ya era tarde. Ankhesenamón se desvanece en las páginas de la historia y desaparece de la escena sin dejar rastro. El tan esperado momento había llegado para Ay que siempre se había movido entre bastidores.
Si Ay era consciente o no de los planes de la joven viuda o si tomó medidas para hacerlos fracasar es una pregunta que las fuentes de la época no han sabido responder. Tras un breve lapso de tiempo, Ay se alza como adalid del reino que había quedado vacío, sin líder y sumido en un oscuro periodo histórico del que tardaría algún tiempo en recuperarse.
Tras Ay, Horembed, el jefe militar, sucede al gran sacerdote en las funciones al frente del territorio del Alto y Bajo Egipto. Y con él, la XVIII dinastía acaba sus días de pena y gloria dando paso a un nuevo capítulo de los monarcas del Valle de los Reyes, el periodo Ramesida de la XIX dinastía.
La muerte de un rey

El 75 aniversario del descubrimiento de la tumba de Tutankamón ha hecho surgir de nuevo numerosas especulaciones sobre la causa de su muerte.
Después de años de meticulosas investigaciones en la búsqueda de pruebas en las imágenes de la tumba que revelarían nuevos datos, en las miles de toneladas de fina arena removida en el inmenso desierto del Valle de los Muertos y en exhaustivos exámenes del cuerpo del finado, los expertos aún no se han puesto de acuerdo.
La autopsia practicada a la momia de Tutankamón y las pruebas de rayos x realizadas por el departamento de anatomía de la Universidad de Liverpool hace 28 años, revelaron un pequeño corte en el hueso de la parte posterior de la cavidad craneal, causado, probablemente, por un golpe. Un golpe, quizás, intencionado o resultado de un accidente provocado por la caída desde un carruaje en una de sus muchas cacerías.


Para Bob Brier, egiptólogo americano, se trata claramente de un asesinato. El golpe en la cabeza "tuvo que ser causado por alguien cercano al rey: un guardia, su asistente personal o el copero real. Nadie podía colocarse tras la figura del faraón a no ser que fuera parte de su trabajo", explica Brier.

Donde sí existe cierta coincidencia entre expertos y egiptólogos, es en datar la edad de su muerte entre los 17 y 19 años, en el noveno año de su reinado. Para todos la muerte de Tutankamón es una cuestión misteriosa que en cualquier caso fue de "interés común" en la época mantenerlo en secreto.

El tesoro de Tutankamón. Howard Carter no podía dar crédito a sus ojos cuando aquel 26 de noviembre de 1922 penetraba en el recinto sagrado de Tutankamón. Con una vela en una mano y un cuaderno de notas en la otra, para no olvidar ni un solo detalle de aquella escena única, Carter guiaba al grupo encabezado por su compañero de expedición, Lord Carnarvon, su hija Evelyn y otras personalidades británicas y egipcias.
La tenaz búsqueda de su particular Santo Grial tuvo su dulce recompensa. Una tumba, la número 62 del Valle de los Reyes, que había permanecido casi intacta, al menos así lo pensaba Carter cuando, nervioso por la excitación del momento, trataba de abrir torpemente los sellos de la casa real de Tutankamón. Tres mil años de descanso iban a ser profanados y a poner fin a los interrogantes de la vida del joven rey rompiendo el silencio de uno de los periodos históricos más oscuros de la época faraónica.
Acurrucada en las faldas de una colina en la inmensa necrópolis de los reyes, la última morada de Tutankamón se hallaba escondida en un saliente de la roca del valle, un rincón que quedaba aún por explorar.
El diseño arquitectónico con que fue construida, un estrecho corredor con cuatro cámaras de paredes vírgenes excepto en la cámara sepulcral, daba la impresión de no ser una tumba real, sino más bien un escondrijo a medio hacer o quizás, un almacén de bienes de algún faraón. El monumento funerario del niño rey no era tan impresionante como las que otros monarcas del Valle de los Reyes habían mandado construir.
Para el egiptólogo Bob Brier, el golpe en la cabeza que acabó con Tutankamón "tuvo que ser causado por alguien cercano al rey: un guardia, su asistente personal o el copero real. Nadie podía ponerse tras el faraón, a no ser que fuera parte de su trabajo"
Entre más de 4.500 piezas, que hoy se pueden ver en el museo nacional de El Cairo, se hallaba un tesoro de incalculable valor. Como todo faraón, su tumba era el símbolo de la majestuosidad de su periodo histórico, había sido enterrado con los utensilios necesarios para asegurar su bienestar en la otra vida. Los saqueadores de tumbas tan sólo habían podido penetrar hasta la primera antecámara. Los sellos intactos en la puerta de la sala donde se hallaba Tutankamón eran la garantía de que el sepulcro no había sido violado y la confirmación de que el faraón continuaba descansando en paz. Dentro de sarcófagos y ataúdes, completamente cerrados, la momia del rey niño aparecía en la misma forma en que los sacerdotes le habían dejado junto con otros enseres imprescindibles para iniciar su viaje estelar al otro mundo, el reino de los muertos donde viviría para siempre. Amuletos y estatuillas de dioses menores protectores le acompañaban en su viaje al más allá asegurando que el ka del faraón, su alma, llegaba sana y salva. Tutankamón, encarnación del dios Horus y Osiris, tenía doble naturaleza: divina y humana. Como hombre, fue enterrado con un lujoso ajuar funerario compuesto de trajes, zapatos, insignias y joyas, máscaras de oro, perfumes y ungüentos, sillas y tronos, camas, bastones, abanicos de oro con incrustaciones de ébano, lámparas y vasijas de cerámica, jarras de vino y todos aquellos utensilios que pudiera precisar en la otra vida.
Las aficiones y gustos del faraón en vida quedaban inmortalizados en una de las cámaras contiguas a su sepulcro, repletas con arcos y flechas y carros con los que salía a cazar. Hondas, lanzaderas, bumeranes y bastones formaban también parte del ajuar que los siervos habían recogido y almacenado meticulosamente, y que han quedado como vestigios de la vida del rey.
En medio de este escenario de riquezas extraordinarias, los restos del faraón Tutankamón, como despojo del tiempo y la gloria, yacen dentro de cuatro sepulcros diferentes de madera, un gigante sarcófago de oro macizo y tres ataúdes con dibujos grabados de las escenas de su vida al lado de su esposa.
Tras la lujosa máscara de oro con detalles en lapislázuli que le cubren la cara, muestra de la majestuosidad de su imperio, aparece el rostro de un niño rey. Una ensombrecida figura que no ha pasado a la historia como legislador todopoderoso, sino como manipulada marioneta que sirvió de vía para fines políticos y religiosos de otros gobernantes más ambiciosos.

jueves, 20 de diciembre de 2007

SIRENAS EN LA HISTORIA Y LA MITOLOGIA

Están relacionadas con la visualización que han hecho los antiguos marinos en distintos océanos, pero debido a que los relatos de Homero se interpretaron como historias ficticias, las sirenas fueron tomadas como personajes mitológicos.
Esto es lo que se dice de ellas en el artículo LOS ELEMENTALES:
Innumerables son los habitantes de las aguas, especies animales y vegetales aún desconocidas, y lo mismo ocurre con seres feéricos y legendarios. Las sirenas son, entre ellos, los más conocidos. Les siguen en popularidad las ondinas y las ninfas.

Quizás algunos hayan oído hablar de las mujeres-foca, de las hadas lavanderas o de las náyades.
Las sirenas eran el equivalente a las ninfas pero en el mar pues residían en la zona de Sicilia cerca del cabo Pelore. Sus padres fueron Calíope y el río Aquelao, según unas versiones y Forcis o Gea, según otras. El número exacto de ellas no está totalmente claro, hay quien afirma que eran tres, pero también se dice que fueron cinco e, incluso ocho.

El cuerpo de las sirenas, a pesar de que vivían en los océanos y de lo que tradicionalmente se ha representado, estaba formado por un cuerpo de ave y un rostro de mujer, por lo tanto, no tenían aletas, sino alas. Las sirenas detentaban una voz de inmensa dulzura y musicalidad y se prodigaban en cantos cada vez que un barco se les acercaba, por lo que los marineros, encantados por sus sonidos, cuando no podían huir de ellas se arrojaban al mar para oírlas mejor pereciendo irremediablemente. Sin embargo, si un hombre era capaz de oírlas sin sentirse atraído por ellas una de las sirenas debería morir. Fue esto lo que propició el héroe Odiseo, más conocido como Ulises. Cuando Odiseo estaba viajando en barco en una de sus muchas hazañas halló a las sirenas y para evitar su influjo ordenó a sus tripulantes, según consejo de Circe, que se taparan los oídos con cera para no poder escucharlas mientras que él se ató al mástil del barco con los oídos descubiertos. De esta forma, ninguno de sus marineros sufrió daño porque no oyeron música alguna mientras que Odiseo, a pesar de que había implorado una y otra vez que lo soltaran se mantuvo junto al poste y pudo deleitarse con su música sin peligro alguno. En consecuencia, una de las sirenas tuvo que perecer y esta suerte le sobrevino a la sirena llamada Parténope. Una vez muerta las olas la lanzaron hasta la playa y allí fue enterrada con múltiples honores. En su sepulcro se instaló después un templo. El templo se convirtió en pueblo, y finalmente el lugar donde fue enterrada esta sirena se transformó en la próspera Nápoles, llamada antiguamente Parténope. También existe otra leyenda acerca de las sirenas que afirma que los Argonautas también sobrevivieron a su influjo porque Orfeo, que les acompañaba, cantó tan maravillosamente que anuló completamente su seductora voz.

EL ORIGEN DE LAS SIRENAS
Difícil es dilucidar el verdadero origen de las sirenas. Dejando a un lado a las antiguas sirenas con forma de mujeres-ave, se dice que la primera mujer-pez conocida fue Atargatis, la diosa de la luna, protectora de la fecundidad y el amor. Atargatis, perseguida por Mopsos, se sumergió en el lago Ascalón con su hijo, y se salvó gracias a su cola de pez. Esta leyenda se confunde con la de la diosa siria Derceto, que también se arrojó a las aguas del mismo lago, después de matar a uno de sus sacerdotes y abandonar a la hija de ambos en el desierto. Derceto recibió la cola de pez como símbolo de su pecado, y su hija, criada por las palomas, se convirtió en Semíramis, reina de Babilonia.
También puede encontrarse una semejanza con las sirenas en la diosa Afrodita, hija del semen de Zeus convertido en espuma de mar, que fue diosa del amor y protectora de los marinos. Su espejo ha sido heredado por toda la estirpe de sirenas.
Para buena parte de los sabios griegos, sin embargo, las sirenas tienen por padre a Aqueloo, un río personificado en figura de hombre con cola de pez. En cuanto a la madre, la confusión crece: puede ser la diosa de la memoria, o alguna de sus hijas, las musas. Quizá las sirenas sean hijas de la Elocuencia, de la Danza, de laTragedia o de la Música. Hasta podrían ser hijas de Ceto, la ballena.

OCEANIDAS Y NEREIDAS
El dios Océano y su hermana Tetis tuvieron trescientas hijas, las Oceánidas, que luego se extendieron por todos los mares y los abismos marinos. Una de ellas, Dóride, fué madre de otras cincuenta ninfas de agua, las Nereidas, llamadas así en honor a su padre Nereo, de la raza de los Viejos del Mar, creada también por Océano y Tetis.
Las Nereidas habitan en el Mar Mediterráneo, y cada una de ellas representa una de las formas de este mar. Por ejemplo, Talía es la sirena verde, y Glaucea, la azul. Dinamenea simboliza el vaivén de las olas, y Cimodaré, la calma. Una de las Nereidas, Anfitrite, fue amante de Poseidón y madre de los Tritones. Las Nereidas protegían a los barcos, y no cantaban para atraer a los marinos, sino para complacer a su padre. Los antiguos describieron a las Nereidas con el cuerpo cubierto de escamas y formas de pez. A partir de aquí, el mito de la Sirena fue creciendo por todo el mundo como las ondas en la superficie calma del agua...

SIRENAS HISTÓRICAS
Hasta en los mapas del Renacimiento podía leerse la frase “Hic sunt sirenae” (Aquí están las sirenas) escrita en medio de las áreas destinadas a los océanos. El hombre que surcó el Atlántico, Cristóbal Colón, también asegura que él y sus hombres las vieron, aunque no tan bellas como cuentan las historias. Muchas crónicas de reyes refieren la existencia de sirenas capturadas, y aún cercanos nuestros días navegantes y exploradores relatan encuentros con mujeres marinas, como una que apareció en la Antártida en 1823 u otra en las Bahamas en 1869. La primera tenía los cabellos verdes, la segunda, azules. Sin ir más lejos, en Liérganes, municipio español, existió un hombre-pez, y circulan rumores de otro ser de estas características en el río Ebro.

SIRENAS, CANCIONES Y LEYENDAS
"Encantan a los mortales que se les acercan. ¡Pero es bien loco el que se detiene para escuchar sus cantos! Nunca volverá a ver a su mujer ni a sus hijos, pues con sus voces de lirio las sirenas lo encantan, mientras que la ribera vecina está llena de osamentas blanqueadas y de restos humanos de carnes corrompidas..." Este texto escrito hace 2.800 años es probablemente el origen de la más antigua y conocida de las leyendas: las sirenas que atraen a los marinos con sus voces mágicas, y hacen encallar los barcos y ahogarse los tripulantes. Homero lo imaginó así, y así nos lo contó en La Odisea.
Las páginas de muchos otros libros se han nutrido de los seres de las aguas, y las leyendas, como ríos de la memoria de la Humanidad, han permanecido hasta nuestros días.
Ulises y las Sirenas
Las sirenas son personajes mitológicos cuyo canto embrujador llevaba a los marinos a la perdición. Sus métodos de seducción variaban de un relato a otro, pero todas ejercían una atracción sin parangón sobre los navegantes.El primer testimonio acerca de la aparición de sirenas se remonta a La Odisea de Hornero, que relata las aventuras tumultuosas del héroe griego Ulises, durante su largo viaje de regreso a Itaca, después de la guerra de Troya. Las sirenas de la época no son esos seres mitad mujer, mitad pez, que las leyendas más modernas retuvieron, sino unas aves con cabeza y pecho de mujer.
Un canto melodioso e irresistible
En la mitología griega, las sirenas viven en una isla del Mediterráneo. Su canto es tan bello que los marinos que las escuchan no pueden resistírseles y dirigen sus naves contra los arrecifes. Los supervivientes son asesinados sin piedad. Cuando Ulises abandona la morada de la hechicera Circe, sabe que debe pasar cerca de la isla de las sirenas. Siguiendo los consejos de la hechicera, el astuto héroe recurre a una estratagema que le permitirá oír y no obstante salvar la nave y a sus compañeros. Tapa los oídos de sus hombres con cera después de haberles pedido ser fuertemente atado al mástil. Así podrá saciar su curiosidad escuchando el canto de las sirenas, sin ceder a su encantamiento.
Este canto se revela melodioso y desgarrador, y está colmado de bellas promesas. Ulises les grita a sus compañeros que lo desaten, pero por supuesto éstos permanecen sordos a sus gritos. Finalmente, el barco pasa y los héroes escapan al funesto destino de tantos otros marinos.

Sin embargo, Ulises no es el único en enfrentarse a las sirenas. El poeta mítico Orfeo, que acompaña a Jasón en búsqueda del vellocino de oro, logra también resistir a su fatal encanto. En el instante en que Jasón y sus hombres, los argonautas, atraídos por las melodiosas voces, cambian de rumbo y se dirigen peligrosamente hacia los arrecifes de la isla, Orfeo toma su lira y entona un canto tan sublime que cubre las melopeas de las sirenas y salva a los marinos, arrancándolos de su mortal contemplación.

¿Quiénes son las sirenas?
Las sirenas de la época homérica son tres hermanas, hijas del dios río Aquelloo y de la musa de la poesía Calíope. Lidia toca la flauta, Fartenopea la lira y Leucosea lee los textos y los cantos. Antiguas compañeras de Perséfo-ne, hija de Zeus y de Deméter, raptada por Hades, el dios de los Infiernos, pidieron a los dioses que les otorgaran alas para poder salvar a la joven y traerla de vuelta sobre la tierra. Según otra versión, deben su apariencia a Deméter, que quiso castigarlas por haber sido negligentes en el cuidado de su hija. Su nombre proviene del término latino siren, que a su vez proviene del griego seirén, de la palabra seim, lazo, cuerda, recordando sin duda el poder cautivador de las sirenas.

Mujeres-pájaro, luego mujeres-pez
La apariencia física de las sirenas evolucionó. En época griega, eran representadas como seres alados, con cara humana y cuerpo de ave como lo prueban diferentes vasijas griegas antiguas. Su transformación en criaturas mitad mujer, mitad pez, con la parte inferior recubierta de escamas, se remonta al parecer a la Edad Media y a las leyendas celtas y germánicas.
Pero, ya bajo el Imperio romano, se les confunde con las Nereidas, las cincuenta hijas de Nereo, dios marino, y de Doris, descendiente del titán Océano.Las bellas Nereidas son las ninfas del mar y por lo tanto no es sorprendente que hayan sido tomadas por sirenas, también figuras marinas...
Sea como sea, esta leyenda, nacida de la mitología griega y transmitida a través de los siglos, permanece durante mucho tiempo vivaz y continúa asediando la imaginación de los navegantes del mundo entero.
Las sirenas a través de los tiemposAunque las sirenas nacieron de la imaginación de los poetas griegos antiguos, la tradición que éstas inspiraron se transformó y se desarrolló con el paso del tiempo, particularmente bajo la influencia del folklore nórdico.
La mitología nórdica. Las leyendas irlandesas e inglesas hacen todas referencia a la presencia de sirenas a lo largo de sus costas, mientras que la mitología germánica las ve surgir de la espuma de las olas. La tradición bretona relata que Ahez, hija del rey Grallon, habría sido sumergida en las aguas por haber entregado la ciudad de Ys al diablo y a las olas, y se habría convertido en sirena. Saxo Grammaticus, un cronista de los siglos XII y XIII, describe por su parte el combate del rey danés Hadding, hijo de Gram, contra un monstruo acuático, mitad hombre, mitad pez.
Donde se pesca a un hombre-sirena. Las representaciones de sirenas se multiplican durante la Edad Media y se transforman en uno de los temas favoritos de decoración de los manuscritos. Hacia el año 1200, el cronista inglés Ralph de Coggeshall escribe: "Durante el siglo pasado, bajo el reinado del rey Enrique II, unos pescadores de Oxford capturaron en el Canal de la Mancha a un hombre desnudo, que nadaba con soltura bajo el agua. Encerrado durante varios días, éste se alimentó principalmente de pescado.
No pronunciaba la más mínima palabra, aun bajo las peores torturas. Devuelto al agua, rasgó la red que lo retenía y consiguió hacerse mar adentro. Después de un tiempo, volvió a la orilla y vivió durante dos meses entre la gente de Oxford antes de volver definitivamente a su elemento natural".
Las sirenas de Cristóbal Colón. Mientras se encuentra frente a las Antillas, el navegante genovés cree divisar tres de estas criaturas que bailan en el agua. Son feas y mudas, pero él descubre en su mirada una cierta "nostalgia de Grecia".
Un encuentro moderno. En 1869, en las Bahamas, seis hombres que se dirigen en canoa hacia una bahía divisan una sirena de deslumbrante belleza, con los cabellos azules flotando sobre sus hombros y las manos hendidas. Ésta emite unos grititos de sorpresa al ver a los marinos y desaparece poco después, sin dejar que se acerquen.
La apariencia física de las sirenas evolucionó. En la época griega, eran representadas como seres alados, con cara humana y cuerpo de ave como lo prueban las diferentes vasijas griegas antiguas. Su transformación en criaturas mitad mujer, mitad pez, con la parte inferior recubierta de escamas, se remonta aparentemente a la Edad Media y a las leyendas celtas y germánicas. Pero, ya bajo el Imperio Romano, se las confunde con las Nereidas, las cincuenta hijas de Nereo, dios marino, y de Doris, descendiente del Titán Océano. Las bellas Nereidas, de las que hablaremos más adelante, son las ninfas del mar y por lo tanto no es sorprendente que se las haya asemejado a las sirenas, también figuras marinas...

A las sirenas se las describe con frecuencia asomándose a la superficie del agua, o sentadas en una roca, peinándose su largo y rubio cabello con una mano y un espejo en la otra. Posteriormente, las sirenas pasaron a ser consideradas divinidades del más allá, y se suponía que cantaban para los bienaventurados en las Islas Afortunadas. Fue así como pasaron a representar las armonías celestiales y es así como las dibujan en los ataúdes y sarcófagos.
Aunque las sirenas nacieron de la imaginación de poetas griegos antiguos, la tradición que éstas inspiraron se transformó y se desarrolló con el paso del tiempo, particularmente bajo la influencia del folclor nórdico. La leyenda de las sirenas se popularizó rápidamente; se extendió por toda Europa y llegó incluso a territorios muy alejados, como la India, Rusia y Japón, pasando después a América. Algunas de las historias las representaban crueles, como la de Ulises, y otras las describían dulces y amorosas, como en el caso de Ondina, que según el relato apareció en la costa de Francia.
La mitología nórdica.- Las leyendas irlandesas e inglesas hacen todas referencia a la presencia de sirenas a lo largo de sus costas, mientras que la mitología germánica las ve surgir de la espuma de las olas. La tradición bretona relata que Ahez, hija del rey Grallon, habría sido sumergida en las aguas por haber entregado la ciudad de Ys al diablo y a las olas, y se habría convertido en sirena. Saxo Grammaticus, un cronista de los siglos XII y XIII, describe por su parte el combate del rey danés Hadding, hijo de Gram, contra un monstruo acuático, mitad hombre, mitad pez.
Se dice también que había sirenas en los lagos del norte de Europa. Ellas atraían a los viajeros, haciéndolos sucumbir con el encanto de su voz. Nadie volvía a ver al caminante.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

POSEIDON EL MITO DE UN DIOS


Hijo mayor de los primeros dioses Cronos y Rea, Poseidón gobierna las aguas todas, es rey de oceános, mares, ríos y lagos. Cabalga sobre las olas a lomos de blancos caballos, y salta con los rápidos y las cataratas. Todos los habitantes de las aguas son sus súbditos, y de su unión con una sirena nacieron los tritones.Poseidón eligió el mar como morada.
En lo más profundo, allí donde la oscuridad es más espesa que el espacio alrededor de las estrellas, en el abismo del silencio, en la más gélida de las profundidades, existe un reino de castillos dorados. Es Aigai, en el golfo de Eubea, donde habita el dios Poseidón desde el inicio del Olimpo, sometiendo el imperio líquido bajo su tridente. Sus famosos caballos tienen la crin dorada y las pezuñas de cobre.Para Homero, Poseidón es "El que sacude la Tierra" y "El que rodea la Tierra". Con su poderoso tridente agita las olas, hace brotar fuentes y manantiales donde le place, y encauza su ira provocando los temibles seísmos. Su esposa principal fue Amfitrite, una Nereida. Pero no fue la única. Como un fabuloso creador de monstruos, sus múltiples relaciones amorosas dieron como fruto este maravilloso bestiario fantástico:Pegaso, el caballo alado, y Chrisaor, el de la espada de oro, hijos de su unión con Medusa. Kérkopes, los Aloadai, el gigante cíclope Polifemo, los gigantes Antaíos y Lamos, que era antropófago, el bandido Kerkion y el asesino Skirón, y en las estrellas, Orión, el Cazador maldito. Con su esposa más fiel procreó la raza de los Tritones, monstruos marinos con rostros humanos barbados y colas de dos extremidades, parecidas a las de los delfines. El cabello es de algas, tienen agallas tras las orejas y las manos parecen conchas.También cuenta Platón, que Poseidón gobernó en la Atlántida, y que allí vivió en la montaña más alta con la joven Klito, con la que tuvo dos gemelos. El mayor de ellos fue Atlas.Poseidón, llamado luego Neptuno, estará siempre presente en nuestra memoria cuando las olas se embravezcan y nuestro barco zozobre. Sólo él decidirá nuestra suerte de marinos

martes, 18 de diciembre de 2007

MITOLOGIA CELTA

Los nombres de cientos de dioses son conocidos, pero la mayoría parecen ser deidades locales. Durante el período romano, muchas deidades celtas fueron identificados con dioses romanos.
Uno de los más importantes llamado Lugh en Irlanda, fue identificado como Mercurio .
A él se le atribuye la invención de todas las artes, guía de los caminos y viajes, y virtud para las ganancias del dinero y comercio.
Luego están: Apolo, cura enfermedades; Júpiter, gobierna el cielo y Marte preside la guerra. A éste le ofrecen los despojos del enemigo al entrar en batalla. Dicen los galos que son todos hijos de Plutón.
El ciclo mitológico celta puede ser dividido en cuatro grandes divisiones.
La primera es el ciclo histórico-mitológico.
Dos textos importantes son parte de este ciclo: The Lebhar Gahbla (libro de invasiones), una historia mitológica de Irlanda; y The Dinnshenchas (Historia de Lugares), una geografía mitológica de Irlanda.
El principal tema en el ciclo Histórico-mitológico concierne a la gente de Irlanda y las fortunas de


The Tuatha De Danann (Gente de la divinidad Danann), quienes fueron los ancestros mitológicos de los irlandeses.La segunda división es el cielo de Ulster.
Estos mitos son historias de los guerreros del Rey Conchobar.
Los temas se basan en el honor y prestigio que envuelven las muertes heroicas y el héroe Cuchulain (o Cuchulainn).
La tercera división es el ciclo Fenian que cuenta las hazañas de Finn Mac Cumbail y sus compañeros.
La última división se refiere a la institución y fundación de los grandes y menores reyes de Irlanda. Existen otras dos divisiones referentes a cuentos folklóricos.

Claves para comprender el mito celta
Los Celtas somos, con diferencia, unos de los hombres más religiosos de la antigüedad conocida, si exceptuamos a los egipcios de las primeras dinastías.
Lejos de nuestra imagen de guerreros palurdos, belicosos, saqueadores y siempre ebrios que nos han transmitido los romanos, nuestra vida estaba orientada casi constantemente hacia el mundo mágico y el espiritual por el sistema semiteocrático impuesto desde el druidismo, esa prodigiosa organización religiosa que supo dotar a la civilización en la cual se desarrolló de una comprensión mitológica de la existencia.
El mito en sí no deja de ser, en su origen, un tipo de historia sagrada; es decir, pertenece no sólo al ser humano sino a las entidades por encima de él, a las divinidades. Es una tradición sacra, lo que se conoce como la revelación primordial.
En torno a nosotros, los celtas, todo era prodigioso y devenía de algún tipo de encantamiento: desde nuestros propios e inciertos orígenes hasta los bosques o los animales con los que convivíamos, desde los combates con el enemigo o las expediciones al confín del mundo hasta nuestro calendario de fiestas.
Los dioses se manifestaban en todo momento y, si no eran ellos, lo hacían entidades de otros planos, como las del mundo feérico: las hadas, los elfos o cualquier otro.
La vida no podía considerarse otra cosa que una mera transición más o menos entretenida hasta el momento de la muerte, que se aceptaba sin complejos ni culpas ya que ella no constituía más que un paso previo a la existencia en el Otro Mundo.

En algunos textos se sugiere la creencia en la reencarnación aunque no está muy claro si los celtas la entendíamos tal y como hoy lo hacemos, tras su reciente re-importación durante el decenio de los años sesenta.
De todas formas, se trata de un concepto de origen indoario igual que nosotros, así que resulta muy factible que la trajeramos con nosotros cuando llegamos a Europa o incluso que existiera entre algunos pueblos aquí asentados con anterioridad.
Sabemos que estuvo muy enraizada en amplias zonas del Viejo Continente, hasta el punto de que el Concilio de Nicea -en el año 325 d. de C.- tuvo que definir lo que había que entender de forma obligatoria como la sustancia divina de Cristo, en contra de las objeciones de los arrianos, al tiempo que condenaba la idea reencarnacionista de forma explícita por enfrentarse al dogma cristiano.
Para nosotros, los celtas, la vida significaba movimiento y dinamismo y por ello no había alternativa posible: descartada la opción de quedarse quieto, so pena de ser destruido por el incesante oleaje de la existencia, lo único que quedaba por hacer era cabalgar sobre éste.
Es otro puente a través del espacio y del tiempo con la filosofía oriental, según la cual el cambio es lo único que nunca cambia en el mundo.
De aquí arranca nuestro desapego hacia lo material y nuestra comprensión de cuanto de pasajero tiene esta vida, expresado en la ausencia de grandes asentamientos permanentes, de impresionantes templos físicos de piedra o de la simple necesidad de dejar constancia de la propia existencia tras la muerte de uno más allá del recuerdo familiar.

Las Tríadas
Nuestro número mágico por excelencia, la cifra que expresaba nuestra visión del mundo, es el tres.
Lo encontramos repetido hasta la saciedad en nuestros mitos.
Se le representa gráficamente como un triskel, símbolo solar de tres brazos derivado de la rueda y, como tal, emparentado con la también antigua y venerable swastika -la cual, a pesar de su bondad y universalidad, sigue arrastrando una imagen negativa, en especial en Europa, EE.UU. e Israel por su mal uso durante la Segunda Guerra Mundial-.
En el triskel aparece la doble espiral involutiva/evolutiva de su famoso equivalente oriental del Yin-Yang, pero conteniendo además una tercera espiral que supone la genuina aportación céltica a la diferencia entre la espiritualidad de Oriente y la de Occidente.En el Este, los hombres se someten a la acción de las dos grandes fuerzas que se alternan para mantener viva la estructura del universo: el Bien y el Mal, representados por el día y la noche, el blanco y el negro, el hombre y la mujer, la vida y la muerte...
En el Yin-Yang, un punto blanco aparece en medio del negro y un punto negro en medio del blanco, mostrando de este modo la imposibilidad de que alguna vez pueda ganar uno de los dos principios; su lucha ha de ser por fuerza eterna porque la Vida nace de la fricción entre ambos, y si cualquiera de los dos llegara a triunfar por completo sobre el otro, el mundo quedaría destruido automáticamente: no podría seguir existiendo al perder su misma razón de ser.
Por eso el camino espiritual oriental hace referencia al reconocimiento de esta colosal e interminable lucha, y propone como preceptos fundamentales su aceptación y la humillación humana ante ella.
El oriental debe renunciar a todo, abandonar la ilusión de las cosas materiales el maya que nada importa y a nada conduce, y disolverse en la nada primigenia.
En el Oeste, surge un camino diferente representado por ese triskel que incluye una tercera espiral, la cual no es otra cosa sino el símbolo del hombre que se ha trascendido a sí mismo hasta liberarse de las dos fuerzas poderosas y, equiparándose a ellas, convertirse o, mejor, integrarse en Dios. Es algo sencillo y complejo a la vez.
No se trata de acumular poder y ejercerlo como un tirano, arbitrariamente, sino de someterse a la Naturaleza, reconocerse como obrero de ella y, de acuerdo con sus leyes, acumular Voluntad -representada en la espada que utilizan todos los grandes héroes- y progresar en lo espiritual hasta alcanzar la cumbre.
Así, para los celtas entre el Bien y el Mal está la Indecisión, momento supremo en el que el hombre puede escoger su destino, orientándose hacia un lado o hacia el otro; entre el día y la noche existe "la hora indeterminada", al alba o en el crepúsculo, cuando es más fácil entablar contacto con los seres sobrenaturales, entre el blanco y el negro hay muchos matices de gris; entre el hombre y la mujer está el hijo, la obra que los une y a la vez los separa y trasciende..., y entre la vida y la muerte, entre el ciclo de vidas y de muertes, está el Otro Mundo, el lugar donde el alma repose y hace balance antes de seguir adelante con su gran y eterna aventura.
Todo ello contrasta sólo en apariencia con el afán oriental de disolverse en el Pozo del que salió la creación entera, a fin de reunirse con la divinidad porque, en realidad, si el occidental prefiere crecer hasta el Cielo es para conseguir el mismo objetivo.
De esta forma, el enano y el gigante siguen diferentes caminos aunque ambos marchan hacia idéntico fin, pues saben que Dios está en todas partes, al principio y al final, y que los extremos se tocan, por extrañas que puedan ser las paradojas aparentes del mundo.
Este camino espiritual occidental tampoco es exclusivo de los celtas: sólo que es más fácil reconocerlo en nuestros mitos que en los de otras culturas semejantes.
Nos limitamos, en el fondo, a seguir una tradición indoaria que se refleja en pueblos anteriores al nuestro y que se prolongará en otros posteriores.
Entre los celtas distinguimos tríadas como la de Tutatis, Esus y Taranis -los tres grandes dioses galos-, la de Galahad, Perceval y Boores -los únicos caballeros de Arturo que encontrarán el Grial tras espectaculares aventuras- o los innumerables grupos de tres personajes de la leyenda galesa que se recogen en los textos mitológicos conocidos como los Mabinogion.
Pero antes las hubo entre los egipcios -la más famosa de las cuales es la compuesta por Osiris, Isis y Horus-, los persas -Mitra, Ormuz y Ahrimán- o los hindúes -Rama, Visnú y Shiva-.
Y después las veremos entre los griegos -Cronos, Ceo y Océano son los tres hijos de los primitivos Urano y Gaya- o los cristianos el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que van más allá de la primera dualidad entre el dios hebreo y su adversario Satanás.
Muchos dioses y guerreros celtas han de repetir tres veces la misma acción concreta antes de poder cosechar las ventajas que esperan de ella; han de enfrentarse con tres tipos de animales, seres malignos o incluso calamidades naturales diferentes, en ocasiones, han de rematar tres veces una aventura antes de darla por buena o realizar tres actos heroicos en varios lugares -distintos sólo en la forma, pues en lo profundo se trata siempre del mismo o bien repetirlos durante tres días consecutivos.

Los viajes
Casi la totalidad de los grandes protagonistas de los mitos célticos se ve obligados a emprender algún viaje importante durante sus aventuras, en algunos casos, el viaje en sí constituye la aventura.
Siempre hay que entenderlo como un peregrinaje personal del héroe cuya meta es lo que menos importa -por lo demás, suele acabar mal..., si pensamos que la muerte es algo malo, ya que lo esencial es el conocimiento que se extrae de la excursión a otros lugares y cómo se aplica y transmite a los demás.

Puentes, ciudades sumergidas y cabezas cortadas
Estas leyendas muestran que los seres sobrenaturales, con los que hay que relacionarse más a menudo de lo que a los propios celtas nos gustaría, viven en lugares de nombres sugerentes y de alguna forma relacionados con el agua; islas, por lo común.
La Tierra de las Promesas, la Tierra de las Mujeres, la Isla de las Dos Brumas, la Isla de las Manzanas -Avalon-, etc.
Para llegar a ellos hay que arriesgarse en la mar, esto es, en el mundo emocional, el mismo océano primordial al que pertenece el mito y del que nace la primera vida.
Pero, aunque tengamos noticia de viajes marineros, se sabe que los barcos no nos agradaban de forma especial. ¡Cuando en alguna de nuestras expediciones hemos de cruzar un curso de agua más ancho que el Tajo, la descripción del viaje adquiere proporciones épicas!
Y si se trata de atravesar un simple río, cobra especial interés todo lo relacionado con los vados y los puentes. Siempre que aparece uno de estos elementos estamos ante una frontera con el más allá.
En uno de los relatos de los Mabinogion aparecen, separados por un río dos rebaños de corderos: uno blanco y otro negro.
Cuando uno blanco balaba, uno negro atravesaba el vado y se volvía blanco. Y viceversa.
Es una ilustración poética de la doctrina druídica de la transmigración de las almas.
El puente es objeto de prohibición de paso en las leyendas medievales: luchar sobre él o sobre el vado asociado es un combate mágico; por eso muchos caballeros novatos buscaban una especie de iniciación en el camino de las armas cobrando peaje en el puente y combatiendo a quien se negara a abonarlo.El agua aparece también en relación con la fertilidad y por tanto con la subsistencia.
No habrá cosechas si no hay lluvias en la cantidad adecuada. ¿Quién se encarga de enviar el suficiente líquido elemento? Los seres sobrenaturales, por supuesto.
El agua es también un símbolo femenino, así que no nos debe extrañar que la responsable última de su poder sea siempre una mujer.
En realidad, la inmersión significa la puesta en seguro, la ocultación de secretos o de ciertas tradiciones por parte de la mujer -o lo que es lo mismo, la sociedad matriarcal y pagana, en declive- que sufre el acoso o la violencia del hombre -la sociedad patriarcal y judeorromana, en expansión- y se ve obligada a enterar su legado bajo el agua, en un mundo abstracto, emotivo e instintivo.
También ha habido algún autor que ha sugerido la posibilidad de que esta obsesión por las ciudades sumergidas permita rastrear la huella de un cataclismo natural auténtico acaecido hacia el final de la Edad del Bronce.
Según esta teoría, el desecamiento de las costas del Báltico y del mar del Norte habría provisto de tierras nuevas en forma de marismas a los pueblos célticos, que se instalaron en ellas y que luego tuvieron que retirarse precipitadamente cuando una brusca elevación en el nivel de las aguas inundó las ciudades fundadas junto a la nueva línea de costa.
Esto podría explicar también nuestro miedo al mar, como reflejan numerosos poemas y rituales mágicos. Hay constancia de que navegabamos, porque nuestra cultura se extendió más allá del continente y porque existieron pueblos como los celtas vénetos -en el noroeste de Francia; no confundir con las gentes del mismo nombre ubicadas en el territorio donde hoy se levanta Venecia-, que el mismo César nos dice disponían de una flota de veleros. Pero no era su actividad favorita.

EL MAS ALLÁ CELTA
Lucano dice que la creencia en la existencia de otra vida de los galos, no era de una vida en un paraíso celeste, ni siquiera en un mundo subterráneo.
Creíamos que tras la muerte ibamos a vivir alio orbi, es decir, a otro continente o país separado del mundo de los vivos, tal vez localizado fuera del disco terrestre que era la tierra según los antiguos.
Los muertos iban a habitar más allá del Océano, al sudoeste, allí donde el sol se oculta. Era una región maravillosa cuyas alegrías y seducciones sobrepasaban con mucho a las de este mundo.Los hombres procedían de este país maravilloso, al que en irlandés se llamó Tire Beo o "tierras de los vivos", Tir N-aill o "la otra tierra", Mag Mar o "gran llanura" y también Mag Meld "llanura agradable".
En las creencias cristianas, no había correspondencia alguna para estos nombres paganos, por lo que los cronistas cristianos de Irlanda, los sustituyeron por el nombre latino de la península ibérica: "HISPANIA".
A partir del siglo X, época en la que se escribieron las crónicas de Irlanda, ya había penetrado este nombre en Irlanda y por eso se afirmó que Partolón (jefe mítico de los primeros habitante de la isla) y sus compañeros provenían de Hispania.
Un pasaje de Procopio de Cesarea (historiador de Justiniano) dice, que había todo a lo largo de la costa norte de la Galia, pescadores ocupados únicamente en llevar las almas a la Isla de los Muertos.
Esta creencia en una isla o continente separado de los vivos, no nos hizo olvidar a los celtas nuestras primitivas creencias en un reino de los muertos situado debajo de la tierra, así como entre los germanos la idea del Walhalla celeste no sustituyó enteramente la primitiva idea de los infiernos.
Los Celtas conocíamos también un infierno, al que imaginabamos como un lugar húmedo y frío muy semejante al Helheim de los germanos.

Cultos
El roble juega un gran papel en la mitología popular, sobre todo como árbol de virtudes medicinales. El roble sana a los enfermos sólo frotándose contra su tronco o durmiendo sobre sus ramas.
Cuando un niño, por ejemplo, padece de una hernia o de otra enfermedad, hienden el tronco de un roble de cuatro a seis años de manera que permita pasar al niño por la abertura.
El padre del niño se pone de un lado y la madrina del otro, después pasa el primero al niño desnudo y lo recoje la madrina, que una vez fajado se lo entrega a la madre.
Después se ata fuertemente el tronco del árbol y si éste cierra, es señal de que cura el niño y, en caso contrario, la enfermedad no tiene remedio alguno. La importancia que el roble tiene para nuestro pueblo gallego indica bien que fue un árbol unido a las primitivas prácticas religiosas.Otro aspecto importante en nuestras prácticas religiosas era el culto a los antepasados.
Los celtas teníamos temor al alma de los que ya no existían. Hoy los campesinos gallegos creemos que las almas andan errantes en torno de la morada de los hombres, guardamos el religioso temor en nuestro corazón que nos causa la aparición nocturna del alma de nuestros antepasados.
El religioso temor a los antepasados es instintivo, tanto en el hombre del campo como en el de las ciudades, y nuestro respeto a los antepasados también. Sentimos dolor si hablamos de los que amabamos y han partido para siempre.
Cuando hablamos de los muertos se nota que nunca se rompe la misteriosa cadena que une el padre al hijo, ni en la vida futura, ni en la tierra, ni en el reino de las sombras, que siguen unidos, aunque son invisibles.
Mientras uno vive es evidente que conserva en sí mismo y en su propia vida psíquica algo que pertenece a los que ya no son y vienen a ser como si fueran uno mismo.
La muerte no es nunca para la gente campesina el completo aniquilamiento, ni la separación eterna: siempre creímos que la muerte era sólo un instante de suave tristeza y no más que un momento en toda la vida.
Pronto volveremos a unirnos, pronto nos hallaremos en aquellos misteriosos lugares en que deben encontrarse los que se amaron para no separarse jamás.
Otro culto importante es el del fuego.
El rasgo esencial de la antigua adoración del fuego va unido al culto universal del hogar.
En un culto se cubre el fuego todas las noches y se enciende el del día siguiente con el de la víspera.
Dejarlo morir es un sacrilegio y se paga caro. Si por descuido el fuego Ilega a apagarse, es grande el disgusto que se apodera de la familia, pues la desgracia persigue ya de cerca la casa y a los que la habitan.

Para que esto no suceda, cuidamos con notable esmero de mantenerlo vivo durante todo el año.
El fuego debe ser encendido con maderas blancas.
Símbolo de la pureza.
El fuego del hogar puede también significar la unión.
Así, si el hombre solicita ante el fuego a la joven, ésta responde: "Home, que nos ve õ lume!" Con esta frase lo personificamos y le damos una conciencia y lo miramos como ser superior al cual no debe ofenderse.
El fuego reúne las afecciones más caras al hombre, sobre todo al hombre primitivo ya que él confunde, en un mismo generoso abrazo, el respeto a los antepasados, el amor a la descendecia, la adoración al elemento que simboliza todo cuanto es grato a nuestro corazón y compendia todas nuestras predilecciones.
El hogar es la patria del hombre, los de su sangre son su pueblo, su dios el fuego que arde sobre la piedra del hogar, vivo y eterno mientras la familia dura. La función del fuego se entiende primero como protector de la familia y después como dios.
Era cosa corriente que desde el día de Navidad hasta el primero de enero ardiese en el hogar el gran leño que tenía el nombre de Tizón de Navidad.
Según la creencia popular, sus cenizas eran buenas para curar calenturas, para nosotros la enfermedad por excelencia.
En este culto se puede hoy ver una manifestación y es que con ella continuaba el culto del los antepasados y el druídico de la encina.
Es probable que el tizón se encendiera para que el fuego fuese más vivo en aquellos días de regocijo y que las almas de los padres viniesen a visitar a los suyos, tuviesen un calor más grande y un más puro.
Así tiene un doble símbolo, el de la integridad de la familia y el de la adoración de los dioses.
En el mismo sentido, se puede destacar el culto del agua, que tiene la función de ser creadora y purificadora, un símbolo de la nueva vida.
Venus, o Afrodita, sale de las espumas del mar en la mitología griega, la cual fue influida por la mitología celta.
Pero esta no es la única influencia ya que en la religión cristiana, en la Biblia, el diluvio purificó la tierra de los pecados de los hombres.
El agua de lluvia es sagrada por venir del cielo, de los dioses. Con este agua la naturaleza puede crecer. Las fuentes son sagradas porque se ven en su espejo verdades sobre uno mismo que no se pueden ver de otra manera.
Todavía hoy tenemos "fuentes" sagradas, se ve en cada iglesia católica: el agua bendita.
Todas las aguas están pobladas de genios y espíritus protectores.
En la noche de San Juan las aguas corrientes tienen una doble virtud: sanan a la gente y, en esta noche feliz, se realizan todas las maravillas y milagros cuando uno está cerca de un río.
La virtud más alta la tiene el mar, que limpia nuestro cuerpo de los gérmenes, de las enfermedades y de demás impurezas.
Pero los diversos cultos no acaban aquí sino que hay que seguir mencionando otros como el de los astros.
En la doctrina céltica la noche precede al día y así el astro nocturno toma sobre el diurno una importancia que sirve para señalar la antigüedad de todos aquellos mitos en que la luna aparece como superior al sol.
Se dice que la noche es devorada porque en realidad las eternas tinieblas del caos, la larga noche de la creación, solo pudo ser disipada por la luz todopoderosa del sol.
Todo cuanto se refiere al astro solar, le presenta como principio activo, como señor, como único, mientras que la luna es mostrada como principio pasivo, como vencida, como esposa, en una palabra como secundaria.
En un romance se describe el nacimiento y el curso diario del astro rey: el día va en su carro, aparece como una cosa inmaterial diversa del sol que le sigue.
Pueblan la noche las almas en pena a las cuales guía un ángel triste con todo su acompañamiento de trasgos y visiones.
Amanece, y otro ángel hermosísimo va disipando las sombras y con ellas huyen y se ocultan los malos espíritus apareciendo entonces en el horizonte el día, sentado en un carro resplandeciente.
Las horas personificadas en hermosas vírgenes, le acompañan en grupos de cuatro en cuatro.
Las de la mañana le preceden, van a su lado las del mediodía, y de las de la tarde tres danzan alrededor de él.
Detrás de la primera carroza aparece la que es tirada por dos enormes leones y en la cual el astro rey aparece personificado en un hermoso mancebo con barba y cabellos de un rubio dorado, de los cuales salen los rayos solares. Así permanece la imagen del astro rey, o del sol, como astro superior.
La luna está unida al principio femenino.
Cuando se trata de un culto de la luna, la mayor parte de los anatemas se refieren a actos ejecutados tan solamente por mujeres.
La luna y las estrellas son también símbolos del amor y la fortuna.
La fortuna cambiando como también cambian los astros que se creen inmutables, se compara con los astros, con lo que hay de más mudable en la tierra, con el amor y la fortuna